Una paternidad igualitaria reduciría la violencia de género, afirma Fundación Kering.
"Para la prevención hay que experimentar con proyectos pilotos que aborden el tema desde un nuevo prisma. Estamos trabajando con la asociación Promundo, en Estados Unidos, con hombres jóvenes y niños para pensar mejor qué significa ser hombre a día de hoy", señaló Bonnaire en una entrevista a Efe.
Los primeros resultados de esta colaboración que aborda la masculinidad y la paternidad les han permitido ver que "implementar un nuevo perfil paternal tiene resultados en la disminución de la violencia" de género.
"Ser padre no es solo tener un hijo. Es recogerlo y llevarlo a la escuela, cuidarlo por la noche, un montón de cosas", aseveró tras considerar que el desempeño igualitario de roles dentro de la familia juega un papel clave en la educación de las nuevas generaciones.
La Fundación cumple este año una década desde su creación en el seno del conglomerado de marcas de lujo Kering, presidido por el empresario francés François Pinault, que engloba a casas como Balenciaga, Gucci o Yves Saint Laurent. Desde ella, Bonnaire trabaja mano a mano con asociaciones y actores locales en la prevención de esta problemática social en los países donde la empresa está fuertemente implantada, como México, Estados Unidos, Francia, Italia o el Reino Unido.
También en programas que han adquirido una reputación internacional, como "Women in Motion", creado junto al Festival de Cannes en 2015 para dar mayor visibilidad a las mujeres en la industria del cine. "Nuestro propósito en 2008 era hablar de un asunto que era un gran tabú y colaborar con ONG que ayudan a las supervivientes.
Seleccionamos emprendedores sociales cada dos años, a los que acompañamos con un poquito de apoyo financiero y con las competencias de nuestros empleados", explicó la francesa en español. La fundación se centra igualmente en sensibilizar a la sociedad a través de las empresas, tarea que, desde el inicio del movimiento "Me Too" hace un año, es "más sencilla".
"Acabamos de crear una red de compañías europeas para combatir la violencia contra las mujeres y más que nada la violencia machista. Hace tres años esto no hubiera sido posible. Ahora conocen las estadísticas y entienden perfectamente que puede haber acoso en el medio laboral pero también en la vida privada", arguyó. Bonnaire, que había trabajado anteriormente en el sector de la comunicación y en asociaciones como voluntaria, considera que la sociedad "empieza a pensar que esta violencia puede pasar en cualquier sitio e incluso en su propia organización".
Sin embargo, la directiva se muestra prudente respecto a la evolución del "Me Too", porque se siguen dando casos y los problemas vienen de lejos.
"Todos hemos sido educados en la desigualdad. Todavía hay muchos estereotipos y también normas sociales. La sociedad se ha construido con eso, pero mi esperanza está en las nuevas generaciones, que no ven el propósito de estar definido por el género, les parece absurdo", juzgó.
Mientras el grupo espera los resultados de su última campaña "I don't speak Hater", que buscaba luchar contra el acoso en línea, Bonnaire constata que existe un enlace entre éste y lo que pasa en la vida real.
"Un 70% de las mujeres que han sido acosadas en internet han sido acosadas también en la vida real con violencia física o psicológica. Las redes sociales ayudan a aumentar el control que el agresor ejerce sobre su víctima", denunció.
Consciente de que la desigualdad es la raíz de la violencia contra las mujeres, Bonnaire dijo haber visto cómo las mujeres "en general" tienen más miedo que los hombres a hacer reivindicaciones en el seno de la empresa y las instó a "atreverse" y a ser "solidarias" con otras. "Hay que educar a las chicas como a los chicos, como seres humanos. Lo más importante es que respeten a los demás. Todo radica en ello, pero no estoy convencida de que hayamos llegado a una educación fluida en cuanto a géneros, por lo menos en Francia", lamentó.