Enrique Ortega Salinas:He conocido casos en que se utilizaba a los niños como rehenes o trofeos de guerra

Siempre es más sana una buena separación que una mala convivencia; pero la ruptura del vínculo conyugal difícilmente se realiza en buenos términos y cada parte intenta destrozar hasta el último pedacito de su peoresnada, sin importar que en esa venganza ruin caigan sus hijos bajo el nefasto rótulo de daños colaterales.



Sin importar las causas del fracaso de la pareja, el hombre está condenado en la inmensa mayoría de los casos a separarse no sólo de su cónyuge, sino de sus hijos, ya que debe conformarse con verlos, promedialmente, un día y medio o dos por semana.

Una abogada me dijo que cuando entraba al juzgado con un hombre que pedía la tenencia de sus hijos, si quien dirimía el tema era una mujer, ya daba por perdido el caso. Hay una presunción de que la mujer siempre será mejor madre que un hombre como padre; como si una cuestión genética así lo determinara.

Sin embargo, este determinismo biológico choca contra la realidad: he conocido varios casos de mujeres que maltratan a sus hijos y hombres que son excelentes padres. Parece mentira que deba aclarar que no hablo de todas ni de todos. Como sea, la que se sienta aludida, que se ponga el sayo.

He conocido casos en que se utilizaba a los niños como rehenes o trofeos de guerra. Se castiga al padre por las desavenencias conyugales impidiéndole ver a un hijo o una hija, sin importar las lágrimas que estos derramen.

Es increíble que Uruguay, con todo lo que ha avanzado en derechos humanos, todavía esté intentando solucionar jurídicamente esta infamia. Es increíble que una jueza entienda que es justa cuando le da al hombre unas pocas horas para ver a su hijo o hija, como sobreentendiendo que sus sentimientos son menores por su condición de macho y soslayando el deseo y necesidad de los menores de verle.

Es increíble también que algunos legisladores tengan que estar buscándole la vuelta a un proyecto de ley para que las legisladoras de ambas cámaras lo aprueben. Si cualquiera de los progenitores deja de cumplir con sus obligaciones (como por ejemplo, la de proveer la pensión alimenticia) debe caérsele con todo el peso de la ley atendiendo a las circunstancias que correspondan; pero no castigando a los niños por ello.

 He visto casos en que la mujer se negó a permitir que el hombre retirara a sus hijos el día designado por la Justicia; pero no se aplicó la figura del desacato, cosa que sí se aplicó cuando ocurrió a la inversa.

Los que llevamos décadas luchando contra el machismo y toda clase de discriminación por causa de sexo, sexualidad, raza o ideas, vemos que la lucha se ha distorsionado y algunas fanáticas llevan adelante una guerra de género en la que el hombre es siempre un enemigo al que hay que exterminar.

De ahí surge que asesinar a una mujer sea más grave que asesinar a un hombre y quienes siempre se opusieron a aumentar las penas para los delitos hayan promovido la agravante hoy vigente. La violencia es violencia, la ejerza quien la ejerza; pero no lo quieren entender.

El proyecto de ley al que hago mención fue presentado en 2015 por los representantes Gerardo Amarilla y Rodrigo Goñi Reyes. ¿Saben qué? Hoy no importa de qué partido ni de qué departamentos son. Los apoyo.

El mismo se denomina “División equitativa del tiempo de contacto de menores con sus padres” y tiene un único artículo que dice: agréguese al artículo 34 del código de la niñez y adolescencia el siguiente numeral: “3.

Cuando el juez determine la guarda compartida por ambos padres con tenencia de uno de ellos, deberá procurar que el tiempo de contacto con los menores hijos por parte de los padres sea dividido en partes iguales, de tal forma que se garantice un contacto equitativo con ellos”.

 Cabe esperar, por un elemental sentido común y justicia, que se apruebe de una vez y nuestras legisladoras lo apoyen con firmeza, aceptando que lo primordial es el bienestar de los niños y evitar que estos que estos queden en el medio de los tires y aflojes posmatrimoniales.


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