Los criterios diagnósticos para Alienación Parental


Los criterios diagnósticos para la Alienación Parental según Bernett (2008) son:

El niño usualmente con el progenitor que está envuelto en un divorcio o separación agresiva, establece una fuerte alianza, persistiendo una relación a distancia y deteriorada en relación con el otro progenitor, alienándolo sin una justificación legítima.

El niño manifiesta los siguientes comportamientos: (a) un permanente rechazo o denigración a uno de los progenitores al punto que alcanza el nivel de una campaña denigratoria, (b) absurdo, débil y frívolas justificaciones del niño para rechazar al padre.

El niño/a manifiesta dos de las siguientes seis actitudes o comportamientos: (a) ausencia de ambivalencia, (b) fenómeno del niño pensador independiente, (c) apoyo incondicional hacia el niño por el comportamiento que manifiesta hacia uno de los progenitores, (d) ausencia de culpa por la arremetida contra el otro padre, (e) presencia de escenarios prestados, (f) extensión de la animadversión al resto de la familia del padre rechazado. La duración de este desorden es al menos de dos meses

La enfermedad causa malestar clínicamente significativo o alteración en las áreas de vida de relación, social, académica u ocupacional o en otras áreas importantes de funcionamiento La renuencia del niño a tener visitas con el padre rechazado no presenta justificación o causa alguna que lo explique. Así mismo, el desorden de alienación parental no se diagnóstica si se evidencia la presencia de un progenitor maltratador.

Al observar estas alteraciones se puede entrever que el infante influenciado negativamente por un progenitor rechaza el afecto y el derecho que tiene a vincularse con el otro progenitor, aún después de la separación y en su afectación expresa relatos que pueden confundir a los operadores judiciales quienes pueden reforzar la ruptura legal de ese vínculo sin justificación suficiente y en consecuencia afectan los derechos del infante, aunque pueden creer que los están protegiendo.

En esto radica la importancia de que los profesionales identifiquen la alienación parental y se entrenen en la forma de manejarla, de manera que ellos actúen también profesional e independientemente de la influencia subrepticia de un tercero y que propendan por el mantenimiento de los vínculos paterno filiales. Otros indicadores diagnósticos propuestos por Gardner (2002), comprenden signos que aparecen en los hijos y en los progenitores, de modo leve, severo o moderado.

Varios autores indican que esta problemática se asocia frecuentemente a procesos judiciales por delitos sexuales Fariña, Seijo, Arce y Novo (2002); litigios civiles de familia y de custodia Bow, Gould y Flens, (2009) y querellas relacionadas con maltrato infantil Segura, Gil y Sepúlveda (2006). Tales síntomas consisten en una campaña de denigración en contra del padre alienado, promovidas con el fin de aislar al hijo del otro progenitor.

También se asocian con racionalizaciones débiles, absurdas y frívolas para la desvalorización, ausencia o falta de ambivalencia en las declaraciones, el fenómeno de pensador independiente en el niño, apoyo reflexivo del progenitor alienante en el conflicto parental, ausencia de culpa a la hora de reprochar o explotar de modo cruel al padre alienado, presencia de escenarios prestados, expandir y extender la animadversión hacia amigos o a la familia extendida del padre alienado.

Bolaños (2000) establece algunos factores predictivos de la aparición de alienación en las visitas tales como: "Utilización de los hijos en el conflicto marital, una de las causas del divorcio fue el inicio de una nueva relación afectiva por parte del padre que no tiene la custodia, los desacuerdos sobre el cuidado de los hijos han sido un contenido importante en el conflicto que llevó a la ruptura, el conflicto marital ha sido generado por un cambio radical en el estilo de vida de uno de los padres, resentimientos relacionados con cuestiones económicas, una de las quejas en el conflicto marital es la irresponsabilidad crónica de uno de los padres, el nivel de enojo es extremo, cuando hay una batalla por la custodia, cuando uno o ambos padres presentan una psicopatología que interfiere con su actividad parental".

Como se puede observar son varios los autores y las fuentes literarias que documentan indicios de estos conflictos e interferencias parentales.

Con respecto a progenitores alienadores, se han identificado características que se asocian y de alguna manera explican el motivo por el cual inician la alienación de sus hijos contra el otro progenitor: (a) su deseo de control de los hijos sería una cuestión de vida o muerte, no pueden reconocer la independencia de sus hijos como personas, (b) son capaces de convencer a cualquiera de su desamparo y desesperación, y en la gente implicada en el proceso suelen creerles (jueces, policías, abogados e incluso los psicólogos), (c) pueden ser ambivalentes y mostrar que se esfuerzan para que sus hijos visiten al otro progenitor, por estos suelen alegrarse cuando los hijos manifiestan su desprecio, así ya han ganado la batalla y no son ellos sino los hijos los que se niegan a relacionarse con el progenitor odiado (Darnall, 2011, Bolaños, 2000).

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